De intensos letargos y adormecidas existencias se nutre la vida.
De corazones que laten al unísono automáticamente. De sobresaltos que no son tales.
De emociones en extremo efímeras.
De llantos y risas que duran lo que dura un suspiro.
Por eso la añoro...
...con locuras instantáneas y espontáneas.
Con placeres mundanos y de los otros.
Con preocupaciones enterradas en lo profundo.
Con carcajadas molestas estruendosas.
Con amores de los que fulminan.
Con ansiada libertad de sentir y de ser.
Con la desfachatez que muchos condenan.
Con pasión y sin retrógrados tabúes.
Con eso, tan solo con eso.