Lavó su rostro y al mismo tiempo por su mente se cruzaban las palabras que iban a terminar en un relato súper cursi como éste. El relato que también denotaba resignación, esa que viene con un hondo inspirar y la exhalación del deseo que no será.
En ocasiones no es color de rosas, sino más bien como aquella flor de tulipán negro cuyo nombre asociaba con su momento del día favorito: la reina de la noche.
Que no se malinterprete, el color de rosas está ahí, ansiosa de que él lo note.
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